CASCARILLA
La cascarilla la usamos para baños, despojos, limpiezas, espirituales, alejar malas vibras y espíritus malignos. Se suele llevar como amuleto para contrarrestar lo malo, traer paz y tranquilidad. Es usada en ceremonias, rituales mágicos y para la limpiezas de nuestra casa o negocios. Podemos tenerla en piedra como en la fotografía o triturarla y hacerla polvo para esparcir en la puerta de nuestra casa o negocio para protección, también podemos pintar en la puerta de nuestro hogar 3 cruces que simbolizan Padre, Hijo y Espíritu Santo como protección de nuestro hogar seguido de estas cruces puedes realizar esta Oración de Paz para el Hogar o si deseas o la tuya personal.
Oración de paz para el hogar
Señor, soy uno de los mortales que tal vez tenga mas imperfecciones y esté más oscurecido, pero comprendiendo que vos sois tan misericordioso y deseando entrar en el buen camino, arrepintiendome por completo de mis malos pasos dados, te pido tengas piedad de mi.
Comprendo, Señor, que de tu grandeza, todo se espera, y que por mas imperfectos que seamos, aun no nos abandonas y siempre nos tiendes tu mano misericordiosa. Por eso Señor, elevo a ti mi pensamiento, para que me concedas, como pan para mi hogar, la Paz; como para los pobres de espíritu, la Paz; como para sumisión de los tiranos, la Paz. Que en nuestro cerebro brille la estrella de la Paz, y que fortalecidos todos por la sublimidad de tu Santo Espíritu, bebamos en la misma fuente para que arrepentidos de nuestros desvíos, solo Paz, tranquilidad y armonia podamos compartir en nuestros hogar, transportando al mundo de lo bello nuestros humildes espíritus.
¡Oh, Paz sagrada!, fortalece nuestros corazones con tus santos efluvios, y no nos abandones. Fortalece te pido, de tu magnificencia, a todos los demás miembros de mi familia, para que Paz y sòlo Paz, reine en mi humilde hogar.
¡Oh, Jesús sacramentado!, Tu, que sòlo Paz nos enseñaste y practicaste durante tu peregrinación por ese mundo, consérvame en la cadena armónica de mi familia, y dale Paz y tranquilidad a mi atribúlado espíritu encarnado, para que esa misma Paz sea esparcida en el santuario de mi hogar. Padre nuestro.
Allan Kardec



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